Le está cayendo una buena encima a
Jordi Cruz, propietario del restaurante Abac de Barcelona y
jurado de Masterchef. Todo se debe a unas recientes declaraciones en
las que justificaba el trabajo no remunerado de los becarios en
restaurantes de alta cocina como el suyo, por ejemplo.
Para ello se ampara en la viabilidad
económica de esta opción y en el “favor” que se le hace a los
aprendices permitiéndoles empaparse del más exigente ambiente
profesional. El viejo cuento de hacernos creer que todo el mundo gana
con este sistema cuando el único beneficiado es el que aprovecha la
ilusión de los jóvenes para disfrutar de mano de obra cualificada a
coste cero.
Llegados a este punto yo me pregunto:
¿por qué es ahora Jordi Cruz el enemigo público número 1 de
España?. Es evidente que no se puede defender ni justificar su
argumentación, pero la sociedad se lo ha tomado como si hubiese
dicho algo que nadie sabía o estuviese utilizando una técnica que
nadie más comparte.
Todo lo contrario, y aquí viene mi
'capote' al señor Cruz para brindarle un soplo de aire fresco en su
caída a los infiernos. No encuentro descabellado pensar que cuando
enunciaba estas frases que ya nunca olvidará ni siquiera fuese
consciente de que estaba sacando a la luz un hecho de lo más
reprobable. Solo estaba constatando una realidad.
Al fin y al cabo estamos rodeados de
chupópteros que sacan una tajada inagotable de inocentes en busca de
la sagrada 'experiencia' o el 'currículum'. Que tire la primera
piedra el que no conozca a alguien que haga o haya hecho lo mismo que
Jordi Cruz (sabemos que estáis ahí) o el que no haya tragado con
este invento de trabajar gratis (bueno no, a cambio de experiencia)
alguna vez en su vida.
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